El viaje del héroe aplicado al UX: diseña una web que sea una aventura, no un trámite.

La mayoría de las páginas web son como una oficina de la administración pública. Son frías, impersonales y te obligan a pasar por una serie de aros para conseguir lo que quieres. Son un trámite. Un formulario glorificado. Un laberinto de clics diseñado por un comité que ha olvidado lo que es ser humano.

Y eso un fracaso estratégico monumental.

Un usuario no llega a tu web buscando un trámite. Llega con un problema, una esperanza, una frustración. Llega buscando una transformación, por pequeña que sea. Y tu web tiene dos opciones: ser la ventanilla aburrida que le pide rellenar un formulario, o ser el portal que le invita a una aventura donde él es el protagonista.

Vamos a dejar de pensar como burócratas y a empezar a pensar como directores de cine. Vamos a robar la estructura narrativa más potente que existe —El Viaje del Héroe— y vamos a aplicarla para diseñar experiencias de usuario (UX) que no solo conviertan, sino que cautiven.

Porque la gente olvida los trámites. Pero nunca olvida una buena historia.

Acto I: La llamada (del mundo ordinario al cruce del umbral)

Toda aventura empieza con un héroe en su mundo ordinario. Este es tu usuario antes de conocerte. Está atascado. Tiene una piedra en el zapato. Su «mundo ordinario» es el estado de frustración o necesidad que le ha llevado a buscar una solución.

1. El mundo ordinario y la llamada a la aventura (tu homepage): Cuando el usuario aterriza en tu web, ha recibido la «Llamada a la Aventura». Tu sección principal (el hero section) no es un sitio para poner una foto de stock y un eslogan corporativo. Es el heraldo. Su misión es validar el problema del héroe y prometerle un futuro mejor.

  • El trámite: «Soluciones innovadoras para empresas líderes». (No significa nada).
  • La aventura: «Deja de perder ventas por una web confusa. Conviértela en tu mejor vendedor en 30 días». (Valida el dolor, promete la transformación).

2. El rechazo de la llamada y el encuentro con el mentor (tu propuesta de valor): El héroe es escéptico. Ya ha probado otras cosas que no funcionaron. «Esto será muy caro», «esto parece complicado», «seguro que es otro vendehúmos». Este es su «Rechazo de la Llamada». Aquí es donde entras tú como el Mentor (Obi-Wan, Gandalf, Morfeo). Tu web, a través de una propuesta de valor clara, testimonios y una guía sencilla, debe decirle: «Sé dónde estás. Sé cómo te sientes. Y sé cómo sacarte de aquí. Este es el plan». Tú no eres el héroe de la historia. Tu cliente lo es. Tú eres el guía sabio que le entrega la espada.

3. El cruce del umbral (Tu CTA principal): Este es el momento de la verdad. El héroe decide aceptar la misión. En el mundo del UX, esto es el primer clic significativo. El Botón de Llamada a la Acción (CTA). Este botón no puede ser un genérico «Enviar» o «Contactar». Tiene que ser la verbalización del primer paso de la aventura.

  • El trámite: «Suscríbete».
  • La aventura: «Quiero mi Hoja de Ruta», «Empezar mi Transformación», «Reclamar mi Claridad».

Acto II: La travesía (las pruebas, los aliados y los enemigos)

Una vez el héroe ha cruzado el umbral, empieza la travesía. Esta es la fase de navegación de tu web. Cada página, cada sección, cada menú es parte de este viaje. Y puede estar lleno de aliados que le ayudan o de monstruos que le obstaculizan.

  • Los aliados: Navegación clara, textos que resuelven dudas antes de que surjan, un FAQ bien construido, estudios de caso que le muestran que otros héroes ya han recorrido este camino y han vencido.
  • Los enemigos: Jerga incomprensible, menús confusos, enlaces rotos, pop-ups invasivos, falta de precios claros. Son los orcos y goblins de tu UX. Cada uno de ellos es una razón para que el héroe abandone la misión.

Tu trabajo como diseñador de la aventura es pavimentar el camino. Cada clic debe llevar a una pequeña victoria, a una dosis de claridad, a un paso más cerca de la meta. La sección «Sobre Mí» le presenta al mentor, el portfolio, servicios, productos le muestran las armas que forjas, y el blog le da la inteligencia de campo que necesita para la batalla.

«Un buen diseño no se nota. Es como un camino bien trazado en el bosque. Simplemente te guía. Un mal diseño es un pantano. Cada paso es un esfuerzo y corres el riesgo de ahogarte en la frustración.»

Acto III: la recompensa (de la guarida del dragón a la transformación)

El héroe ha superado las pruebas y llega al enfrentamiento final. La guarida del dragón.

1. La cueva profunda (el checkout o formulario final): Este es el momento de máxima fricción y compromiso. La página de pago, el formulario de contacto final. Aquí es donde se abandonan el 70% de los carritos. ¿Por qué? Porque la guarida está llena de trampas: campos innecesarios, costes ocultos, procesos de registro forzados. Tu misión es eliminar al dragón de la burocracia. Haz que este paso sea insultantemente simple, transparente y seguro.

2. La recompensa (la página de gracias y el email de bienvenida): El héroe ha matado al dragón. Ha completado la compra o ha enviado el formulario. ¿Y qué pasa ahora? La mayoría de las webs le escupen una página de «Gracias» genérica. Es un final anticlimático. ¡Error! Este es el momento de la celebración. La página de gracias y el primer email deben entregar la «recompensa»: confirmar el éxito, gestionar las expectativas (qué pasará ahora), y darle al héroe una primera dosis del elixir que ha venido a buscar (un PDF, un vídeo de bienvenida, el acceso a una comunidad…).

3. El regreso con el elixir (la post-conversión): La aventura no termina con la compra. El héroe ahora debe regresar a su «mundo ordinario», pero transformado y con un «elixir» (tu producto/servicio). El onboarding, el soporte al cliente, los resultados que obtiene… esa es la verdadera recompensa. Si el elixir funciona, el héroe se convierte en evangelista. Vuelve a su tribu y cuenta la historia de su aventura. Y así, inspira a nuevos héroes a emprender su propio viaje. Tus testimonios y casos de éxito son esas historias.

Tu usuario no es un lead, es el héroe

Deja de optimizar «funnels de conversión» y empieza a diseñar misiones épicas. El lenguaje importa. Un «lead» es un dato en una hoja de cálculo. Un «héroe» es el protagonista de una historia que tú tienes el privilegio de dirigir.

Tu web es el mapa, tu propuesta de valor es la espada y tu proceso de compra es la batalla final contra el dragón. Cada elemento, desde el titular hasta el botón, tiene un propósito narrativo.

Así que pregúntate: cuando un usuario aterriza en tu web, ¿le invitas a rellenar un trámite o le llamas a una aventura?

La respuesta a esa pregunta definirá tu imperio.

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