Soy Luis Bergasa. Y vamos a contar la historia que hará que tu negocio deje de ser invisible.
Hay un momento jodido en todo proyecto. Es ese sudor frío frente a la pantalla en blanco. La sensación de tener un talento brutal, un producto cojonudo, pero que tu voz se pierde en el eco de un mercado saturado.
Sabes que el problema no es la calidad. Es la conexión. La puta brecha que hay entre lo que vales y lo que el mundo ve.
Conozco esa brecha. Durante años, viví con un pie a cada lado de ella, sentado entre dos mesas que nunca se hablaban.
La mesa de los artistas y la de los estrategas
Imagina la escena. En una esquina, la mesa de los artistas. Apasionados, viscerales. Hablan de belleza, de alma, de contar historias que pongan la piel de gallina. Pasan el tiempo esculpiendo marcas con una estética acojonante. El problema es que, a menudo, sus obras maestras mueren de hambre por falta de un mapa.
En la otra esquina, la mesa de los estrategas. Analíticos, metódicos. Hablan de funnels, de métricas, de sistemas predecibles. Son brillantes construyendo máquinas de hacer dinero. El problema es que sus máquinas suelen ser frías, sin alma. Funcionan, pero no enamoran.
Y en medio estaba yo. Sin sentirme 100% de ninguna de las dos mesas. Porque veía lo que pasaba cuando se ignoraban: negocios con un corazón que no late y negocios con un cerebro que no siente. El cementerio de los proyectos increíbles está lleno de ellos.
La revelación no fue una musa, fue un martillo y un cincel
Llevo más de 12 años manchándome las manos, del lienzo a la pantalla. Al principio, como todos, esperaba a las musas. Creía que la genialidad era un relámpago, un don divino.
Pura mierda.
La revelación llegó en el estudio, no como una epifanía, sino como el sudor en la frente. Fue el darme cuenta de que las mejores ideas no nacen, se construyen. Boceto a boceto. Error a error. Proceso a proceso. Descubrí la verdad que lo cambió todo: el arte, como los negocios, no es magia. Es artesanía.
Y ahí, en esa palabra, «artesanía», las dos mesas por fin se unieron.
Entendí que un mapa estratégico para un negocio y los bocetos para una obra de arte nacen del mismo lugar: la intención de convertir el caos en claridad, la idea en algo tangible. Ambos requieren un método, una técnica y el alma de un artesano que no para hasta que la pieza está perfecta.
Esta es la transformación que construiremos juntos
Mi historia solo importa si puede cambiar la tuya. Esto no va de contratar «servicios de marketing». Va de iniciar un proceso de artesanía para tu marca.
No quiero que te limites a «tener una web» o «hacer SEO». Quiero que construyamos un sistema que te devuelva lo más valioso:
Claridad y Foco: Pasaremos de la ansiedad de no saber qué hacer a la tranquilidad de tener un mapa de ruta tan claro que te preguntarás cómo has podido vivir sin él.
Clientes, no cualquiera, TUS Clientes: Dejarás de competir por precio en un barrizal. Construiremos una marca con una autoridad tan sólida que atraerás a clientes que te valoran, te respetan y entienden por qué vales lo que pides.
Un Negocio del que Sentirte Orgulloso: Tu presencia online dejará de ser un simple folleto o un currículum aburrido. La convertiremos en la expresión más auténtica y potente de tu talento, un sistema que trabaja para ti 24/7 y que por fin refleja la calidad de lo que ofreces.
El Recurso Definitivo: Tiempo y Energía. Al tener un sistema que funciona, recuperarás tu recurso más preciado. Dejarás de apagar fuegos para poder dedicarte a lo que solo tú puedes hacer: crear, innovar y dirigir tu negocio.
¿Empezamos la obra?
Seamos claros. Este camino no es para quien busca el atajo, el botón mágico o la fórmula barata. Es un trabajo a medida. Es para inconformistas. Es para fundadores que, como yo, creen en la artesanía.
Si mi historia resuena contigo, si sientes que estamos hablando el mismo idioma, entonces lo que viene ahora no es una llamada de ventas. Es el inicio de una colaboración.
Hablemos de tu obra. De tu negocio. Sin humo. Sin rodeos.
Será la conversación más honesta y productiva que tengas sobre tu proyecto en mucho tiempo, y esto no es una frase hecha, es un compromiso.
P.D.: Si una conversación te parece un paso demasiado grande ahora mismo, puedes empezar por unirte a la comunidad de los inconformistas en La Trinchera. Es gratis. Abajo.